Sé amable, pero no dejes que la gente tome ventaja de tu amabilidad.

La amabilidad es una virtud que enriquece nuestras relaciones y contribuye a un ambiente positivo. Sin embargo, es crucial establecer límites claros para evitar ser aprovechado. Ser amable no significa decir sí a todo o permitir que otros se beneficien de tu generosidad a costa de tu bienestar. Aprende a reconocer cuándo alguien está abusando de tu bondad y no temas decir no cuando sea necesario. Comunica tus límites de manera firme pero respetuosa, y mantén tu integridad sin comprometer tus valores. Al equilibrar la amabilidad con el asertividad, te aseguras de que tus acciones beneficien tanto a ti como a los demás, promoviendo relaciones saludables y equitativas. Recuerda, cuidar de ti mismo es una parte esencial de ser genuinamente amable.

Juntos podemos solucionar aquello que te frena.

¡Dialoga con tu mente y supera la adversidad sanamente!

Psic. Pamela De Cosío